Aldeas Infantiles SOS reclama más inversión pública en salud mental para infancia y la adolescencia

- La salud mental de la infancia y la adolescencia en nuestro país ha sufrido un deterioro en los últimos años y seguimos sin contar con recursos suficientes para dar respuesta a las necesidades existentes.
- España cuenta con solo 10 psiquiatras infantiles por cada 100.000 niños y niñas de 0 a 14 años, muy por debajo de la media europea de 22.
- Las familias con menos recursos encuentran más barreras para acceder a la atención psicológica, ya que no pueden recurrir a servicios privados cuando falla la respuesta pública.
- Aldeas Infantiles SOS ofrece atención psicológica individual, terapia familiar e intervenciones terapéuticas adaptadas para garantizar que el derecho a la salud mental sea una realidad para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad.
Madrid, 8 de octubre de 2025. Aldeas Infantiles SOS alerta de que la salud mental de niños, niñas y adolescentes en España continúa siendo la gran olvidada del sistema sanitario. La organización denuncia la insuficiencia de recursos especializados y la saturación de los existentes, la desigualdad territorial en el acceso a la atención y la ausencia de datos actualizados que permitan dimensionar el problema. Advierte, además, de que la infancia más vulnerable, quienes han perdido el cuidado parental o están en riesgo de hacerlo, afronta un riesgo mayor debido a las experiencias adversas que arrastran. Por ello, reclama más inversión en prevención, detección temprana y acompañamiento continuado.
La salud mental de la infancia y la adolescencia en nuestro país ha sufrido un deterioro en los últimos años y, si bien ha aumentado la conciencia social en torno a su importancia, seguimos sin contar con recursos suficientes para dar respuesta a las necesidades existentes. Así lo asegura Aldeas Infantiles SOS que, con motivo del Día Mundial de la salud Mental, ha recordado que “las consecuencias de no abordar estas dificultades a tiempo son graves: no podemos ollvidar que el suicidio es la principal causa de muerte en España en adolescentes y jóvenes que tienen entre 15 y 29 años“.
Para empezar, la ausencia de datos oficiales actualizados y desagregados impide dimensionar con precisión el alcance de los problemas de salud mental en la infancia y la adolescencia, lo que dificulta la elaboración de políticas públicas efectivas, así como la evaluación del impacto de las medidas adoptadas. No obstante, se estima que más del 20 % de los niños, niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años sufren algún problema de salud mental en nuestro país.
“Los recursos disponibles resultan claramente insuficientes“, sostienen desde la organización de atención directa a la infancia. “Los pediatras no disponen de las herramientas para detectar y atender adecuadamente los problemas de salud mental. Cuando los casos se derivan a las unidades especializadas, la mayoría reciben a pacientes de todas las edades, y no siempre cuentan con profesionales especializados en población infantojuvenil ni con espacios adaptados“. Las pocas unidades específicas de salud mental para niños, niñas y adolescentes que existen están desbordadas y se concentran en los casos más graves, dejando sin cobertura a muchos otros. El resultado es una excesiva prescripción farmacológica, en detrimento de intervenciones psicoterapéuticas sostenidas que serían más eficaces a largo plazo.
A todo ello se añade una importante desigualdad territorial y la falta de profesionales especializados: España cuenta con solo 10 psiquiatras infantiles por cada 100.000 niños y niñas de 0 a 14 años, muy por debajo de la media europea de 22. La especialidad de Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia se aprobó en 2021, pero aún no existe una especialidad en Psicología Clínica Infantil, lo que limita la capacidad de respuesta del sistema.
Los centros educativos, que deberían desempeñar un papel clave en la prevención y la detección temprana, no siempre cuentan con los recursos humanos necesarios ni con una coordinación fluida con los servicios de salud. Y no podemos olvidar los nuevos riesgos vinculados al entorno digital: la presión de las redes sociales, el ciberacoso o el uso problemático de pantallas afectan de manera creciente al bienestar emocional de los niños, niñas y adolescentes, especialmente el de aquellos que carecen de referentes adultos que los acompañen en este ámbito.
Aldeas Infantiles SOS apunta, además, que “las familias con menos recursos son las que encuentran más barreras para acceder a la atención psicológica, ya que no pueden recurrir a servicios privados cuando falla la respuesta pública”. Y quienes han perdido el cuidado parental o están en riesgo de hacerlo son los más expuestos: muchos han atravesado experiencias adversas que impactan directamente en su desarrollo emocional y requieren acompañamiento especializado y continuado. Al llegar a la mayoría de edad y dejar el sistema de protección, esta falta de apoyos se agrava, lo que multiplica su vulnerabilidad.
Una estrategia nacional para responder al desafío
Ante este panorama, Aldeas Infantiles SOS defiende la necesidad de aumentar de forma sostenida la inversión pública en salud mental infantil y adolescente, con especial atención a la prevención y la detección precoz. “El bienestar emocional de los niños, niñas y adolescentes debe situarse en el centro de las políticas públicas mediante una estrategia nacional que dé respuesta a los principales retos”, sostiene, y apuesta por reforzar la coordinación entre sanidad, educación y servicios sociales, de modo que los problemas emocionales puedan identificarse desde el primer momento y abordarse de forma integral cuando el pronóstico es más favorable.
La formación continua de los profesionales de todos los ámbitos implicados, sanitarios, educativos y de protección infantil, es otra de las prioridades, así como la creación de equipos especializados en trauma infantil y en los efectos del maltrato. Además, Aldeas Infantiles SOS subraya la importancia de ofrecer apoyos específicos a los adolescentes que alcanzan la mayoría de edad y salen del sistema de protección, asegurando una continuidad en la atención psicológica.
La organización recuerda que la familia y la escuela son entornos fundamentales para la prevención y la promoción de la salud mental. Apoyar a las familias en el desarrollo de vínculos seguros y dotar a los centros educativos de recursos para trabajar la educación emocional y la convivencia positiva son medidas clave para promover la resiliencia y proteger el bienestar infantil.
Aldeas Infantiles SOS ofrece atención psicológica individual, terapia familiar e intervenciones terapéuticas adaptadas a cada situación y trabaja en todos sus programas para garantizar que el derecho a una buena salud mental sea una realidad para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad.