¿Hasta cuándo debe conocer la infancia los misterios de la Navidad?

Muchos son los enigmas que envuelven las historias de los tres Reyes Magos y Papá Noel. En ‘Cosas de Niños’ hablamos sobre ellos y respondemos a la pregunta que siempre aparece en estas fechas: ¿hasta cuándo debe un niño mantener la magia de la Navidad?
El espíritu navideño recorre cada rincón del mundo en el mes de diciembre. La infancia vive con alegría y esperanza esta etapa, deseando ver a sus familias unidas. Pero el momento más importante llega la noche de Nochebuena o la de Reyes cuando, los niños y niñas, más inquietos que de costumbre, esperan con ilusión en la cama a que llegue el nuevo día y abrir sus regalos debajo del árbol.
Este hecho, sumamente especial para los más pequeños, se produce gracias a Papá Noel y a los Reyes Magos de Oriente, que recorren -incansables- durante toda una noche, millones y millones de hogares depositando en ellos diferentes obsequios.
La historia se repite cada año, nunca cambia. Lo que sí cambia es la edad de los niños y niñas; crecen y quizás vayan perdiendo esa magia e ilusión. Las familias que conviven con pequeños en casa recibirán, o ya habrán recibido en algún momento, esta pregunta: ¿los Reyes Magos existen de verdad? Y esta es la gran incógnita: ¿qué podemos responderles?
¿Hasta cuándo deberían los niños creer en los Reyes Magos?
Es completamente normal que niños y niñas pregunten sobre ello en algún momento, al igual que es probable que muchas familias no sepan cómo responder. A partir de los 5 años comienzan a diferenciar mejor la realidad y la magia, antes suelen concebir estos hechos como algo real.
Un curioso estudio realizado por la facultad de Psicología de la Universidad de Texas, Estados Unidos, determinó que, entre los niños norteamericanos encuestados, el 85 % de 4 años creen sinceramente en la existencia de Papá Noel, un porcentaje que se reduce al 65% a los seis años, y a solo el 25 % al alcanzar los ocho.
Suele ser entre los 8 y 11 años cuando la infancia descubre el misterio. Llegado el momento, las familias no debemos dramatizarlo. Tras desverlarlo, incluso para continuar manteniendo la magia, se les puede hacer partícipes del secreto convirtiéndolos a ellos mismos en los propios reyes si, por ejemplo, hay hermanos o primos más pequeños.
¿Cómo se lo decimos?
No obstante, dejando los años atrás, lo más correcto es que sea la propia familia la que se lo explique a los pequeños cuando tengan la suficiente madurez. No hay una edad exacta, pues cada niño o niña tiene su propia personalidad. En ese instante lo que se debe tener en cuenta es lo siguiente:
- Que no lo vean como una mentira. Como hemos mencionado anteriormente, sería adecuado tratarlo como un secreto para que ellos no lo perciban como un engaño. Y aunque la reacción de los niños puede ser de enfado o frustración, el objetivo siempre debe ser que comprendan el sentido y la historia que hay detrás de este hecho. Que esto no significa que se rompa la ilusión que aguarda la Navidad.
- Intenta no decírselo en Navidad. Puede que decírselo en el momento de abrir los regalos o cuando queda poco para ello les suponga una mayor desilusión. Mejor garantizar un tiempo para que puedan asimilarlo.
- Haz que se sienta comprendido. Utiliza una comunicación cercana sin juzgar su primera reacción. Pero no hay motivo por el que asustarse, el estudio mencionado anteriormente explica que el simple hecho de razonar por sí mismos que estas figuras no pueden ser reales, normalmente entre los seis y ocho años, “estimula zonas de su cerebro que les van a resultar cruciales durante la adultez”.
Los Reyes Magos y Papá fueron reales
Finalmente, tras destapar la magia, es importante explicar también la realidad que le acompaña. Y lo cierto es que tanto Papá Noel como los Reyes Magos vivieron hace muchos años. En concreto, los reyes eran tres hombres sabios de Oriente que portaron regalos de oro, incienso y mirra en el nacimiento del niño Jesús el 25 de diciembre.
Por otro lado, la historia de Papá Noel se basa en la historia de San Nicolás, un obispo griego que vivió en los siglos III y IV. Un perfil que evolucionó hasta la figura que conocemos hoy, debido -en gran medida- a un poema anónimo ilustrado en 1821 en Estados Unidos, The Children’s Friend, que dio forma al Santa Claus moderno, asociándolo con la Navidad.
Los misterios de la Navidad siempre reforzarán el espíritu inquieto de la infancia y también de los adultos. No lo olvides, no importa la edad a la que se descubre el secreto, pero sí cómo lo descubren. Porque la magia nunca se pierde.