Herramientas para fomentar responsabilidad y autoestima en jóvenes en situación de vulnerabilidad
Los jóvenes que crecen en el sistema de protección se ven obligados a emanciparse con 18 años.

El Día Internacional de la Juventud nos invita a reflexionar sobre el papel fundamental que cumplen los jóvenes en nuestra sociedad. ¿Pero quiénes son? Con fines estadísticos, las Naciones Unidas, sin perjuicio de cualquier otra definición hecha por los Estados miembros, definen a los jóvenes como aquellas personas de entre 15 y 24 años.
En la actualidad hay 1.200 millones de jóvenes, el 16% de la población mundial. Para 2030, fecha límite para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se estima que la cantidad de jóvenes habrá aumentado en un 7%, llegando así a casi 1.300 millones.
Muchos de ellos y ellas viven en situación de vulnerabilidad. Trayectorias marcadas por la exclusión social, desmotivación académica, falta de recursos o, incluso, violencia. Situaciones que pueden marcar su autoestima y afectar a sus vínculos. De hecho, los jóvenes que crecen en el sistema de protección se ven obligados a emanciparse con 18 años, a menudo sin redes de apoyo, y doce antes que buena parte de sus iguales, que abandonan el hogar familiar a los 30 años de media.
Muchos de ellos luchan para conseguir las mismas oportunidades y soluciones justas y equitativas. Frente a este escenario es determinante construir su confianza y ayudarles a asumir responsabilidades. Las familias y referentes adultos tienen un rol clave en este proceso.
Mejorar la autoestima en los jóvenes
La autoestima se construye desde la infancia, y se transforma a lo largo de nuestra vida, especialmente en la adolescencia. En contextos de vulnerabilidad, donde muchas veces han atravesado experiencias de rechazo o abandono, recuperar esta dimensión requiere, en muchos casos, intervención y tiempo. Algunas herramientas efectivas para trabajar la autoestima son las siguientes:
- Establecer metas realistas. Ayúdales a crear una lista con objetivos a corto y medio plazo; pueden ser académicos, laborales o personales. Esto reforzará día a día su capacidad para lograr lo que se proponen. El acompañamiento adulto como referente es fundamental para sostener la motivación. Aquí también entra en juego el concepto de autoeficacia, del que habla el psicólogo canadiense Albert Bandura, estableciendo que la autoeficacia (percepción que tiene cada individuo sobre sus propias capacidades para llevar a cabo ciertas tareas) influye de manera determinante en la autoestima.
- Reconocer logros y reforzar esfuerzos. Cuando los jóvenes han atravesado experiencias marcadas por el rechazo, el fracaso escolar, la negligencia o la invisibilidad, pueden generar una percepción negativa de sí mismos. Por ello, el reconocimiento positivo, señalando avances por pequeños que sean, reactiva su motivación. Evitar las comparaciones y utilizar frases como “Hiciste un esfuerzo grande al terminar ese trabajo, aunque no haya salido perfecto” o “Sé que fue difícil, pero seguiste intentándolo. Eso es admirable”.
- Actividades artísticas y deportivas. Participar en actividades extracurriculares de este tipo mejoran su sentido de la pertenencia, la imagen de sí mismos y produce un menor riesgo de conductas problemáticas.
- Expresión emocional sin juicios. Un desarrollo emocional saludable está relacionado con la capacidad de autorregulación y autoestima positiva. Muchos y muchas jóvenes tienden a silenciar lo que sienten por miedo al rechazo, por lo que es necesario generar espacios en los que hablar con ellos de igual a igual y donde no se sientan juzgados.
Fomentar responsabilidad
La responsabilidad se adquiere y fortalece con el paso de los años. Para adolescentes que han vivido situaciones difíciles, asumir responsabilidades es un desafío mayor, ya que, en ocasiones, han sido excluidos de procesos de toma de decisiones o no han tenido adultos referentes. Estas son algunas acciones concretas para acompañarles en este proceso:
- Crear una lista con tareas de las que pueden hacerse responsables en el hogar teniendo en cuenta su edad. Pueden incluirse tarea de limpieza y organización de la habitación o cuidado de hermanos menores. En este sentido, es importante agradecer y valorar cuanto estas tareas se cumplen.
- Déjales equivocarse al tomar decisiones, para que desarrollen criterio propio y asuman la responsabilidad de sus actos. En el caso de cometer un error, lo más efectivo es conversar con calma sobre lo ocurrido y analizar qué se podría haber hecho de una forma diferente.
- Permíteles participar en decisiones familiares preguntando su opinión sobre temas cotidianos: qué cocinar, cómo distribuir tiempos o planear una salida en familia.
- Generar rutinas con horarios regulares para estudiar, comer, uso del móvil… Esto aporta seguridad y organización. Lo ideal es que estas rutinas sean consensuadas, no obligadas.
Aldeas Infantiles SOS y los jóvenes vulnerables
En 2024, Aldeas Infantiles SOS acompañó a 1.406 jóvenes a través de su Programa de Jóvenes con 8 Proyectos de Autonomía, 8 de Emancipación, 8 Servicios de Empleo y 2 Talleres Profesionales.
Desde los 14 años, con este programa, Aldeas Infantiles SOS acompaña a adolescentes en su tránsito hacia una vida adulta autónoma, brindándoles herramientas para desarrollar su independencia en áreas clave como el hogar, los estudios, la gestión del tiempo y del dinero. A través de orientación vocacional, apoyo académico y opciones de formación adaptadas a sus intereses, se trabaja con cada joven para que pueda construir un proyecto de vida realista y motivador, con acompañamiento personalizado y espacios para tomar decisiones sobre su futuro.
Además, el apoyo continúa más allá de la mayoría de edad, ya sea en forma de ayuda residencial, educativa, económica o emocional. También brinda asesoramiento laboral, ayuda con trámites y acompañamiento en la búsqueda activa de empleo, logrando que una parte significativa de los jóvenes logre insertarse en el mercado laboral.