La brecha digital también es una brecha educativa para la infancia

En España los hogares con ingresos inferiores a 900 euros tienen más dificultades para disponer de ordenador o conexión a internet.

Desde 2020 la educación en línea se ha instaurado en casi todo los entornos, en mayor o menor medida. ¿Qué supone esto para los niños y jóvenes con dificultades de acceso a internet? El dato es demoledor: uno de cada tres niños en España está en riesgo de pobreza y exclusión social. Las condiciones socioeconómicas de su familia influyen en su vida académica, algo que ha provocado el aumento de la brecha digital.

La situación económica de las familias influye en el acceso a dispositivos y a la conexión a internet. Pero no solo eso, también puede impedir que niños, niñas y adolescentes participen en actividades extraescolares, deportivas, culturales o sociales, aumentando la exclusión. Además, los niños cuyas familias viven dificultades socioeconómicas obtienen, por lo general, mayores tasas de absentismo y de abandono escolar temprano.

¿Qué es la brecha digital?

La brecha digital es un concepto que ha evolucionado a lo largo de los años. Según indica Naciones Unidas, tiene que ver con “una cuestión social vinculada con la diferente cantidad de información de las personas según tengan o no acceso a la sociedad de la información y a las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC)”. Esta diferencia es más visible en algunos países que en otros y se da en diferentes ámbitos, no solo en el académico.

Existe una fuerte correlación entre la brecha digital y la pobreza. En España, según datos ofrecidos por la Plataforma de la Infancia, los hogares con ingresos inferiores a 900 euros tienen más dificultades para disponer de ordenador o conexión a internet. En este umbral, 500.000 niños y niñas viven en casas sin ordenador, y cerca de 100.000 niños y niñas no disponen de internet en casa.

El efecto de la brecha digital en la educación

El objetivo número 4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) defiende el acceso a una educación igualitaria y de calidad para todos. Si el acceso al sistema educativo se ve afectado por la brecha digital, la situación se vuelve todavía más compleja. Por ello, es imprescindible que, al trabajar por el acceso a una educación universal, también se aborde -como en los últimos años- haciendo hincapié en la brecha digital. 

Pero ¿cómo influye la brecha digital en la educación?

  1. Falta de acceso a internet. El acceso a la nube puede estar muy limitado en muchos hogares. Por ello, como destaca la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), es determinante para reducir la brecha digital que “la educación pública no dependa de plataformas digitales proporcionadas por empresas privadas”. 
  2. Falta de dispositivos tecnológicos (ordenadores o tabletas, por ejemplo). Si no existen los dispositivos para conectarse, una conexión a internet no tendrá utilidad. Para muchos entornos vulnerables contar con un ordenador con conexión a internet es un privilegio. 
  3. Falta de conocimientos sobre el uso o acceso para navegar. Si existe la conexión y también el ordenador pero existe un desconocimiento a la hora de navegar, ¿es realmente útil? En este sentido, es determinante conocer las competencias de los estudiantes para dotarles de las herramientas y los conocimientos necesarios que garanticen una navegación segura y que les permita completar las actividades.

Cómo reducir la brecha digital

Como hemos observado, los desafíos pendientes en la brecha digital no son pocos y tampoco desdeñables. Tratar de reducir al máximo las diferencias es una tarea en la que deben participar el máximo de actores posibles tanto en los sectores privados como públicos. Pero ¿cuáles son las vías a través de las que se puede reducir el impacto de las diferencias tecnológicas?

  1. Colaboración entre el sector privado, público y la ciudadanía. Gestos tan simples como la donación de dispositivos (ordenadores, tabletas o móviles) que no se usan, pueden ayudar a salvar poco a poco las diferencias. También, y como cada vez es más común, la conexión a redes públicas facilitará que los niños y niñas que no cuenten con Internet en sus domicilios, puedan comenzar a investigar por su cuenta e ir paulatinamente entendiendo el funcionamiento de Internet.
  2. Creación de herramientas y programas gratuitos para la formación. Con el auge de las Inteligencias Artificiales y la aparición de plataformas para el aprendizaje de los más pequeños y pequeñas, la reducción de la brecha digital será una realidad cada vez más tangible.
  3. Aparición de programas, proyectos y cursos que ayuden a la capacitación y a la alfabetización digital. La creación de este entramado formativo favorecerá que las personas más desfavorecidas y con menos recursos económicos su acceso al mundo de las TIC no sea abrupto ni hostil.

Aldeas Infantiles reduce la brecha digital

Llegar a las familias más vulnerables supone un gran reto. Por eso, Aldeas Infantiles ofrece a padres y madres las herramientas necesarias para cuidar de sus hijos de la mejor manera posible y también para desarrollar sus competencias parentales. 

La prioridad de estas familias es la alimentación, cuya principal dificultad es una cesta de la compra que cada día se encarece más. Además, también deben cubrir las necesidades básicas que requiere un hogar como las facturas de luz, gas o agua, lo que deja poco margen para poder ofrecer a sus hijos e hijas la mejor calidad educativa. Todo esto ha generado una emergencia en los hogares de 1,5 millones de familias con niños y niñas a su cargo.

La emergencia en casa se ve influida por una emergencia educativa, energética, de salud mental y alimentaria que no puede pasar desapercibida. Para abordar la emergencia educativa, Aldeas Infantiles facilita material escolar, libros de texto,  ropa, calzado, refuerzo escolar y acceso a dispositivos digitales para reducir la brecha educativa y digital.