Sofiya quiere volver a correr

Testimonios

Sofiya, de diez años, tiene un sueño: “Quiero correr”, dice en voz baja pero con confianza, y añade: “¡De nuevo!”

Es un frío día de otoño. Sofiya está sentada en un banco al aire libre en un centro de rehabilitación en el oeste de Ucrania. Está en la segunda fase de su proceso de rehabilitación, destinada a restaurar, mejorar y estabilizar las capacidades funcionales de sus piernas, que fueron gravemente heridas en un ataque con misiles en su ciudad natal.

La infancia se detuvo

A principios de 2023, cuando se cumplía un año de la invasión a gran escala de Ucrania, la ciudad natal de Sofiya, en el este del país, fue brutalmente atacada con fuego de misiles. Un edificio cercano de gran altura colapsó, lanzando escombros sobre su casa. Al menos un niño murió, y muchas otras personas, incluidos niños y niñas, quedaron atrapados y heridos. Sofiya fue una de ellas.

Los rescatistas la encontraron en estado crítico. Estaba aplastada bajo una losa de cemento y había perdido mucha sangre. Ambas piernas estaban tan gravemente heridas que costó trabajo sacarla de allí.

Sofiya pasó cinco meses en el hospital, completamente inmóvil, y sin ganas de vivir.

Destellos de esperanza

En el centro de rehabilitación, Sofiya está con su madre. “Cuando resultó herida, mi corazón se rompió en millones de pedazos”, nos cuenta. “Pero sabía que tenía que ser fuerte para mi pequeña. Ella yacía en la cama del hospital diciéndome: ‘mamá, no quiero vivir’”. La madre de Sofiya se detiene abruptamente. Sus ojos se llenan de lágrimas.

“Esa fue mi catástrofe”, continúa después de un rato. “Guardé mi tristeza para mis momentos de soledad. Cuando ella estaba despierta, me concentré en darle toda mi fuerza para levantarla mental y físicamente. Sabía que necesitaba toda mi fortaleza para recuperar la suya, para que pudiera comenzar a levantarse, a andar, y recuperar su salud.”

Sofiya se pone de pie y camina alrededor de su madre. A finales de la primavera de 2023, con la ayuda económica de Aldeas Infantiles SOS, llegó por primera vez al centro de rehabilitación; iba en una silla de ruedas. Durante el curso de la primera fase del tratamiento, comenzó a usar un andador y después a andar con muletas.

Ahora, cuando se encuentra en la mitad del segundo tratamiento, puede caminar apoyándose solo ocasionalmente en su madre. Tiene una cojera severa que ralentiza sus movimientos, pero sus ojos brillan con la alegría que solo tienen los niños y las niñas.

No rendirse

“Más o menos”, dice con una sonrisa astuta, arrugando la nariz, cuando se le pregunta si le gusta la escuela. “La verdad es que no soy una gran fan de la escuela.” Sofiya está en quinto curso de primaria y sigue sus estudios online. Su educación, al igual que su infancia, ha sido severamente interrumpida por la guerra.

“La escuela tiene algunas cosas buenas”, dice mientras asiente con la cabeza recordando lo que le gusta. “Me gusta dibujar y pintar. Me gusta hacer manualidades. Me gusta dibujar personas, pero las caras son un poco difíciles para mí. Afortunadamente, soy bastante insistente, así que sigo dibujando caras y sé que antes o después me saldrán bien”.

De vuelta a ser ella misma

“Además, me gusta jugar a juegos en el móvil con mis amigos de la escuela. Eso cuenta como escuela, ¿verdad?” pregunta riendo. El teléfono móvil, junto con un portátil para que pueda seguir el curso escolar online y algo de ropa de temporada fueron proporcionados por Aldeas Infantiles SOS.

Su madre sonríe y suspira. “La dejo jugar porque es el único momento en el que puede pasar tiempo con sus amigos de la escuela y que puede contar como socializar. Cuando estaba postrada en la cama del hospital con las piernas llenas de tornillos y varillas, Sofiya no vio ni estuvo en contacto con sus amigos durante cinco meses”.

Su madre vuelve a llorar; luego continúa: “Llevó tiempo levantarle el ánimo, pero ahora ha vuelto a ser ella misma. Es una estudiante bastante independiente y solo la ayudo cuando noto que está teniendo dificultades. Veo que principalmente necesita ayuda con inglés y matemáticas. Para ser sincera, estaría más feliz si el inglés y las matemáticas fueran sus mayores problemas ahora mismo.”

Sofiya volverá a correr

“Oh, lo olvidé,” Sofiya entra de nuevo a la conversación. “También me gusta dibujar gatos y perros, especialmente perros. Y quiero tener un perro, un Jack Russell Terrier como el perro héroe Patron. Mi perro será fiel, útil y valiente, como Patron. Mamá dice que puedo tener uno así cuando termine la terapia y esté lo suficientemente sana como para pasear al perro. Sé que los Jack Russell Terriers son muy enérgicos. No puedes pasear a un perro así, necesitas sacarlo a correr”, se ríe y añade: “Quiero correr de nuevo.”

Su madre dice que es una niña de corazón puro que seguramente tendrá éxito en la vida. “¡Empresaria, seré una empresaria exitosa, mamá!” dice ella. “Sé que necesito estudiar, pero también necesito aprender otras cosas. Como a jugar al Uno, pero no tengo las cartas”. Sofiya guiña un ojo.

Las risas de la niña hacen sonreír a su madre. “Después de todo por lo que ella ha pasado, después de todo por lo que nuestra familia ha pasado, no me queda mucha fuerza. Le digo a mi niña que ahora tiene que luchar por sí misma y ser fuerte para afrontar su futuro. Sé que lo hará. Sofiya volverá a correr.”