Claves para afrontar las vacaciones en familia: “Como los adultos, los niños también llegan agotados al verano”

Uno de los educadores del Centro de Día de Aldeas Infantiles SOS en Madrid aporta consejos para solventar los conflictos familiares que puedan suceder durante el verano

Llega el verano con un cambio de rutinas que no pasa desapercibido. Y es que no solo nos despedimos del colegio por una temporada, sino que a partir de ahora las familias también comienzan a pasar más tiempo juntas. Esto, en ocasiones, conlleva un aumento de los conflictos entre padres, hijos, abuelos o primos. 

Por este motivo, Miguel Fernández, educador en el Centro de Día de El Escorial de Aldeas Infantiles SOS, aporta diferentes consejos para sobrellevar el verano en familia de la mejor manera posible: “En primer lugar, debemos entender también que las vacaciones son un momento de descanso, y que, al igual que los adultos, los niños y niñas también llegan agotados al verano”. 

El trabajo de este profesional es desafiante y muy necesario para los niños que visitan el Centro de Día durante todo el año. En verano especialmente tienen el objetivo de hacer disfrutar al máximo a todos los niños y jóvenes: “Hacemos mucho más juego libre, pero seguimos estudiando, porque si no fuera así, ¿quién sería capaz de reincorporarse con una sonrisa en septiembre?”.

¿Qué recomendaciones darías para manejar las diferencias de intereses entre padres e hijos durante la época estival?

Todo depende de lo que ellos y ellas estén dispuestos a aceptar. Pero, por ejemplo, es importante que los adultos negocien los planes. Entiendo que los adultos decidan si nos vamos de vacaciones y dónde, pero a lo mejor los niños y niñas pueden participar en la elección de las actividades.  Que no sea todo arrastrarles a lo establecido, que sea más un ‘si tú das esto, yo doy lo otro’.

Es normal que en verano cambien las rutinas, ¿habría que mantenerlas estrictamente?

Igual que para los adultos, para los niños todavía más, el verano es un cambio de rutinas absoluto. Dejan de ir a clase, de tener contacto con su grupo de referencia, cambian su horario de despertarse y acostarse… Entonces, también es normal que durante las vacaciones se desestabilicen un poquito. 

Pero ¿qué cositas podemos usar para hacerles el verano más fácil? Aunque son vacaciones y está bien hacer algunos cambios para que todo no sea exactamente igual que durante el curso. Al final cuanta más rutina conserven, más fácil va a ser su día a día.

¿Qué acciones recomiendas para mantener esa rutina?

Por ejemplo, con respecto a los horarios, a lo mejor puedes ceder y, en lugar de levantarse a las 7, pueden levantarse a las 9. Pero es importante mantener la hora para levantarse y para acostarse. 

También dependiendo de las notas que hayan sacado pueden seguir o no estudiando o encargarse de diversas tareas domésticas; por ejemplo, si hay un perro en la familia, que lo saquen a pasear. El principio del verano es un buen momento para negociar ‘normas de verano’ con ellas y ellos. Recomiendo ser consecuente siempre con estas normas; normas sencillas con consecuencias sencillas. 

“Cuanta más rutina conserven, más fácil va a ser su día a día”

¿En estos cambios de rutina en verano, es recomendable limitar el uso de tecnología?

Por un lado,  no diría que las tecnologías sean algo negativo, simplemente que el ocio cambia con las generaciones. Ahora, es malo cuando esto les saca de la rutina. Por ejemplo, permitiéndoles jugar hasta las 6 de la mañana. 

Por otro lado,  los padres deben prestar atención al uso de, primero, las redes sociales, y, segundo, los videojuegos. No se trata de prohibirlo y verlo como algo malo,  sino que las madres y los padres se interesen sobre qué están consumiendo los niños y el uso que hacen de ello.

Si hablamos de familias con hermanos es normal que surjan conflictos entre ellos, ¿qué hacer si estos aumentan durante las vacaciones?

Algo que sucede con los hermanos es que muchas veces compiten  por el afecto de los padres, por las notas o por la popularidad. Uno contra el otro. Entonces es normal que posteriormente en momentos de más ocio toda esa tensión acumulada explote de alguna manera. 

Un truco que recomiendo es fomentar juegos cooperativos en los grupos de hermanos; que tengan que ayudarse para ‘vencer’, digamos. Pero si  aún así jugamos de forma competitiva, que formen parte de un mismo equipo, que no sea uno contra el otro, sino, por ejemplo, todos los hermanos contra el padre. Así se ven forzados a colaborar y a llevarse bien.

¿Qué estrategias sugiere para promover momentos de conexión familiar?

Esto depende mucho de los intereses de la familia; si es una familia deportista, practicar algún deporte o comer juntos o utilizar juegos de mesa. Se trata de encontrar un momento en el que la madre, el padre o los familiares no sean solo esa figura que te pone normas o te castiga, sino que comparte una actividad contigo.

Es posible que haya niños y niñas que no estén disfrutando del verano, ¿cómo pueden las familias detectar esto?

La clave es el silencio, porque cuando una niña o un niño tiene problemas de comportamiento, se mete en peleas, todo el mundo lo vemos, y te centras en ello, le dedicas atención y esfuerzo. Pero el problema son los niños que no hablan, que no cuentan sus problemas, que son silenciosos, porque pueden pasar desapercibidos. 

Te fijas en el hermano más travieso, y a lo mejor el que más está sufriendo es el que está sentadito en una esquina sin decir nada. A eso hay que estar atentos, ¿a quién le cuesta socializar con los demás? Si hay un grupo de ocho niños y siete están jugando a las cartas, y uno está sentado sin hacer nada hay que intentar incluirlo en el grupo de iguales, si puede ser, y si no, en el de adultos. 

Muchas familias realizan algún viaje, ¿cuáles son las expectativas que se deben tener con respecto a las vacaciones en familia?

Los niños llegan también agotados al verano entonces debemos entender que a veces van a todas sus frustraciones con nosotros. Hay que intentar siempre adaptar un poquito esas vacaciones a ellos; no es hacer lo que ellos quieran, pero sí buscar alguna actividad que le guste o motive. Que formen parte del viaje.

Todo esto también lo intentamos aplicar nosotros en el Centro de Día. Intentamos que, dentro de la flexibilidad de la que disponemos, además de hacer deberes podamos ir a la piscina, consensuar normas a través de asambleas… Les hacemos formar parte de su verano.