Día Internacional de las Familias: Explorando el poder del afecto familiar

Crecer en un ambiente familiar afectivo promueve las bases para un desarrollo emocional saludable.

Desde las primeras etapas de la infancia hasta la vida adulta, el afecto modela nuestro entendimiento del mundo y de nosotros mismos. Nuestros padres, probablemente, fueron los primeros que a través de gestos cotidianos de cariño, palabras de aliento y abrazos reconfortantes moldearon nuestras experiencias.

Este afecto que nace, en primer lugar, desde la familia, termina definiendo la personalidad de cada niño, sus relaciones presentes y futuras. En ocasiones, manifestar sentimientos y emociones supone mostrar la parte más vulnerable, lo que puede conllevar al miedo a ser rechazados. Por este motivo, es importante crear un núcleo familiar donde la afectividad no se vea como una debilidad, sino como una herramienta de seguridad y aceptación.

Por qué un Día Internacional de las Familias

Desde 1994 cada 15 de mayo se celebra el Día Internacional de las Familias, una jornada para reflexionar acerca del papel fundamental que juegan en nuestras vidas. Además, este 2024 Naciones Unidas (ONU) conmemora el 30º aniversario del Año Internacional de la Familia.

Desde la ONU indican que es un día para “crear conciencia sobre el papel fundamental de las familias en la educación de los hijos desde la primera infancia, y las oportunidades de aprendizaje permanente que existen para los niños y las niñas y los jóvenes”. Este día refleja el reconocimiento global del papel crucial que desempeñan las familias en la construcción de comunidades saludables y en el desarrollo sostenible. Nos invita a celebrar la diversidad de estructuras familiares en todo el mundo y a promover el vínculo de sus integrantes.

Este vínculo hace referencia a los lazos afectivos que se establecen entre los miembros de una familia, ya sea del núcleo familiar o fuera de él. En esta línea el psicólogo Erik Erikson explica que “los vínculos afectivos son necesarios para el desarrollo saludable de las personas y la formación de relaciones íntimas y duraderas”.

El afecto en la dinámica familiar

Las muestras de afecto de padres a hijos sientan las bases para un desarrollo emocional saludable. Los niños que crecen en un ambiente afectuoso tienden a tener una autoestima más alta, mejores habilidades para establecer relaciones y una mayor capacidad para manejar el estrés y las adversidades.

A menudo son las pequeñas acciones cotidianas las que tienen un impacto duradero en la vida de los niños:

  • Una comunicación abierta. Crear espacios donde cualquier miembro de la familia pueda sentirse seguro para expresar sus miedos y hablar libremente de sus emociones.
  • Resolver los conflictos de forma constructiva. Esto conlleva practicar la expresión de emociones negativas, de forma correcta y controlada.
  • Pasar tiempo de calidad juntos; organizando viajes, actividades o excursiones.
  • Interesarse por sus intereses, puesto que tendemos a creer que conocemos todo de quienes tenemos al lado.

Por el contrario, la ausencia de afecto en la infancia puede tener consecuencias devastadoras. Los niños que experimentan negligencia emocional o abandono pueden enfrentar dificultades para regular sus emociones, establecer vínculos afectivos y desarrollar una autoimagen positiva. Estas experiencias pueden dejar cicatrices profundas que perduran hasta la edad adulta.

Cómo influye el afecto en la infancia

Los niños que viven con libertad las muestras de afecto desde una edad temprana tienden a ser más empáticos, compasivos y resilientes. Entre los múltiples beneficios del afecto encontramos los siguientes:

  1. Promueve un apego seguro. El niño se siente querido, aceptado y valorado.
  2. Autoestima y confianza. Las muestras de afecto ayudan a los niños a desarrollar una mayor confianza en sus habilidades.
  3. Relaciones afectivas duraderas. Les permite desarrollar habilidades sociales y empáticas necesarias para interactuar entre iguales de manera positiva.
  4. Reduce el riesgo de problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad.
  5. Mejora el rendimiento académico. El apoyo emocional de la familia se correlaciona con un mejor rendimiento académico, ya que los niños se sienten motivados y seguros para explorar y aprender en un entorno de apoyo.

Fortalecimiento del núcleo familiar

En Aldeas Infantiles SOS las familias son nuestra prioridad. Por ello, trabajamos para crear entornos familiares protectores y seguros para niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad y/o riesgo de perder el cuidado parental, por medio del acompañamiento, asesoramiento, terapia y apoyo a las familias.

Una de nuestras piezas fundamentales es el Programa de Apoyo al Acogimiento en Familia, en el que ayudamos a niños que han perdido el cuidado parental a encontrar un nuevo hogar con su familia acogedora. También, intervenimos con las familias de origen, de cara a facilitar, en la medida de lo posible, la reunificación familiar. Porque somos conscientes de que el afecto familiar es un regalo invaluable que perdura a lo largo del tiempo.