Estrategias para una rutina del sueño saludable en la infancia
Entre el 1 y el 5 % de los niños en edad escolar presentan terrores nocturnos
¿Un niño debe dormir lo mismo que un adulto? ¿Cómo puedo detectar si está descansando bien por las noches? Estas preguntas pasan por la cabeza de padres y madres durante el desarrollo de la infancia, porque dormir bien no solo influye en su estado de ánimo o en su rendimiento escolar, sino que también impacta la salud física y emocional a largo plazo.
Numerosos estudios confirman el impacto que generan problemas del sueño -como el insomnio- en la infancia. En esta línea, una nueva investigación realizada por neurocientíficos de la Universidad de Colorado ha estudiado la relación entre el sueño y el cerebro. El estudio concluye que dormir menos horas y acostarse más tarde está relacionado con cambios funcionales potencialmente dañinos en partes del cerebro importantes para afrontar el estrés y controlar las emociones negativas.
Además, otra de las conclusiones más destacadas es que los niños de familias con menos recursos mostraron una peor rutina de sueño; se acuestan más tarde y duermen menos horas. Esto demuestra que tienen más riesgo de sufrir problemas de salud mental, estrés y bajo rendimiento académico.
Problemas de sueño más comunes en los niños
La American Academy for Sleep Medicine recuerda que, junto con la nutrición y el ejercicio, el sueño de calidad es uno de los tres pilares para tener una vida saludable. No obstante, es común que los niños enfrenten problemas de sueño en algún momento. Estos problemas pueden variar en severidad y duración, pero conocerlos es el primer paso para manejarlos adecuadamente. Algunos de los más comunes son los siguientes:
- Insomnio. Muchos experimentan dificultades para quedarse dormidos o para mantener el sueño durante la noche. El insomnio puede estar relacionado con factores como el estrés, la ansiedad, una mala higiene del sueño
- Terrores nocturnos y pesadillas. Los terrores nocturnos son episodios de miedo intenso que ocurren durante el sueño profundo y pueden provocar que el niño grite o se agite mientras sigue dormido. Se estima que los experimentan entre el 1 y el 5 % de los niños en edad escolar.
- Apnea del sueño. Este trastorno se caracteriza por pausas en la respiración mientras se duerme, lo cual puede llevar a un sueño fragmentado y poco reparador. Los síntomas pueden incluir ronquidos fuertes y respiración entrecortada.
- Sonambulismo. Pueden levantarse y caminar durante mientras duermen. Aunque generalmente es inofensivo, es importante asegurar un entorno seguro para evitar accidentes.
- Ansiedad por separación. Se produce especialmente en los niños más pequeños, la ansiedad por estar lejos de sus padres puede dificultar que se queden dormidos.
- Hábitos de sueño irregulares. La falta de una rutina consistente puede causar problemas para mantener un patrón de sueño saludable.
En algunos casos, para abordar estos problemas puede ser necesario buscar el consejo de un pediatra o un especialista en sueño para manejar adecuadamente estas dificultades.

Estrategia para una rutina del sueño
En general, las necesidades de sueño para los niños y adolescentes son mayores que para los adultos. La National Sleep Foundation (NSF) establece que para niños de 1 a 2 años es recomendable dormir entre 11 y 14 horas diarias, y para los niños preescolares de 3 a 5 años, entre 10 y 13 horas diarias. Por ello, proporcionamos algunos hábitos para crear una rutina que propicie el descanso:
- Un ambiente que incite al descanso. El dormitorio debe ser un lugar tranquilo. Para ello es primordial que tenga una temperatura adecuada; que esté lejos de los ruidos; que esté oscuro, puedes utilizar cortinas opacas; y que el colchón y la almohada sean cómodos.
- Fijar la misma hora para ir a dormir, incluso los fines de semana. Esto favorece la regulación del ritmo circadiano: cuando se establece una hora fija para acostarse, el cuerpo comienza a anticipar el sueño, lo que facilita que los niños se sientan somnolientos y listos para dormir.
- Cenas ligeras, evitando alimentos como los azúcares.
- Limita el uso de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de dormir, ya que la luz azul puede interferir con la producción de melatonina, la hormona del sueño.
- Acciones relajantes antes de dormir, como leer un cuento, tomar un baño o escuchar música suave.
- Incorporar actividades físicas durante el día. Intenta establecer aproximadamente 60 minutos de actividad moderada todos los días. Sin embargo, se recomienda evitar el ejercicio vigoroso antes de acostarse, ya que puede tener un efecto estimulante.
En Aldeas Infantiles SOS no solo ofrecemos un hogar seguro y estable para los niños en situaciones vulnerables, sino que también garantizamos que cada uno de ellos pueda disfrutar de un entorno propicio para su bienestar integral. Entendemos que el sueño es fundamental para su desarrollo. Por ello, buscamos generar espacios tranquilos donde puedan descansar y establecemos rutinas que favorezcan los hábitos de sueño saludable.