Desmontando falsas creencias sobre la pobreza infantil

La pobreza infantil afecta al 28,9 % de las niñas, niños y adolescentes en España

La pobreza no solo significa la falta de dinero. Es algo que va mucho más allá de la ausencia de vivienda o alimentos. Además de la falta de servicios de primera necesidad, la pobreza también implica limitación en las oportunidades y un entorno emocional vulnerable. En el Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza desmitificamos algunas ideas comunes sobre ello y explicamos cómo trabajamos para que cada niño y niña crezca con dignidad y futuro.

Uno de cada diez niños en el mundo vive sin la protección y el cuidado que necesita. Erradicar la pobreza infantil no consiste solo en transferir recursos económicos, sino en garantizar igualdad de oportunidades a la infancia más vulnerable.

“La pobreza es solo falta de dinero”

La infancia puede verse afectada por múltiples dimensiones de la pobreza: educación, salud, alimentación, vivienda, entorno familiar y participación social. Un niño o niña puede tener comida y techo, pero si no puede acceder a una educación de calidad, a internet o a espacios donde aprender, jugar o relacionarse entre iguales, está viviendo en una forma de pobreza que limita sus oportunidades de desarrollo.

“La pobreza infantil solo existe en los países en desarrollo”

Aunque solemos asociar la pobreza infantil con los países en desarrollo, debemos recordar que está en cualquier rincón del mundo, también en España. No entiende de fronteras, es un desafío global que requiere políticas locales, solidarias y sostenidas en el tiempo.

De hecho, según datos de la Plataforma de la Infancia, la pobreza infantil afecta al 28,9 % de las niñas, niños y adolescentes en nuestro país y estas cifras son más alarmantes en las familias gitanas o monomarentales.

“Como son niños no se dan cuenta de la situación”

A menudo suele subestimarse el impacto emocional que genera una situación de pobreza en la infancia. Imagina vivir con incertidumbre diaria, inestabilidad o la imposibilidad de participar en la vida social como tus iguales. Esto deja huella en su salud mental, generando estrés, ansiedad, sentimientos de inferioridad y aislamiento. Además, cuando las familias deben centrarse en la supervivencia económica, los vínculos afectivos tienden a debilitarse, reduciendo la capacidad de relación emocional del hogar.

 “La pobreza se hereda y no se puede romper el ciclo”

Que la pobreza puede transmitirse de una generación a otra no lo convierte en un destino inevitable. El acceso temprano a educación, acompañamiento familiar y oportunidades de inserción laboral puede cambiar por completo el rumbo de una vida. Cuando un niño o niña recibe apoyo educativo, aprende habilidades sociales y crece en un entorno protector, las posibilidades de salir del círculo de la pobreza aumentan exponencialmente.

En Aldeas Infantiles SOS lo comprobamos cada día acompañando a muchos jóvenes que, en nuestros programas de fortalecimiento familiar o de emancipación, han logrado continuar sus estudios, conseguir empleo y construir un futuro independiente.

 “La pobreza infantil solo es responsabilidad de las familias”

Esta creencia ignora las causas estructurales de la pobreza: desempleo, desigualdad, vivienda inaccesible, brecha educativa y falta de servicios públicos adecuados. Culpar a las familias solo genera más estigma. En realidad, muchas de ellas hacen enormes esfuerzos por ofrecer a sus hijos e hijas una vida mejor, pero se enfrentan a barreras sociales y económicas difíciles de superar sin apoyo externo.

“La pobreza se resuelve con ayudas puntuales”

Las ayudas económicas o las donaciones son necesarias en situaciones urgentes, pero no solucionan las causas estructurales de la pobreza. Sin un acompañamiento continuado, las familias pueden volver a caer en situaciones de vulnerabilidad.

Por este motivo, desde Aldeas Infantiles SOS llevamos a cabo programas a largo plazo, centrados en formación, autonomía y fortalecimiento familiar. 

 “Erradicarla es solo tarea de las oenegés”

Las oenegés desempeñamos un papel determinante, pero no podemos hacerlo solas. La erradicación de la pobreza infantil requiere alianzas entre instituciones públicas, empresas, escuelas y ciudadanía. En Aldeas Infantiles SOS colaboramos con distintos actores para impulsar políticas que protejan los derechos de la infancia y fortalezcan el tejido social.